El 10 de noviembre se conmemora
en nuestro país el día de la tradición, en homenaje a José Hernández, autor del
Martín Fierro, quien nació en esta fecha en 1834.
La obra es sólo una
expresión de un político infatigable que como periodista, soldado, poeta y
parlamentario siempre tuvo un objetivo: el país. Cuando cae Rosas en 1852, los
liberales comienzan a adueñarse del país. Lo estructuran a partir del puerto,
que les sirve para exportar carne y de la aduana, que les permite engrosar las
arcas fiscales.
Para sus planes se sirven de los
gauchos como carne de cañón contra los indios, y ambicionan poblar el
territorio con rubios inmigrantes. Contra esos propósitos centralistas que
desembocarán en una Argentina agropecuaria, dependiente de Inglaterra, contra
la miopía que significa ver al país solo, desde la Plaza de Mayo, se alza José
Hernández con su prédica.
Contra lo que se dijo alguna vez,
Hernández no rechazó al inmigrante. Objetó las desigualdades sociales que
empujaban al inmigrante a la ciudad y dejaban en pocas manos grandes
propiedades improductivas que los gauchos debían defender forzadamente contra
los ataques indios. Para él, gringos, gauchos e indios debían integrarse en una
gran empresa nacional.