Pero a la hostilidad de los
aborígenes (tobas, mocovíes, guaraníes, abipones y calchines) que habitaban
primitivamente la zona, se sumaba el río que con sus crecidas aislaba
totalmente a la ciudad, anulando totalmente la función que había inspirado la
fundación de Santa Fe: facilitar las comunicaciones entre Asunción y la
metrópoli.
Finalmente, ese "lugar más
apropiado" resultó ser el que actualmente ocupa la ciudad: a orillas del
Río Salado.
El traslado hasta aquí duró 10
años, y el 3 de abril de 1660 ya se encontraban instaladas en el nuevo sitio,
llamado "Pago de la Vera Cruz", las autoridades capitulares.
La reconstrucción de la ciudad respetó la estructura y disposición de su antiguo modelo: la plaza principal, el Cabildo, las Iglesias de San Francisco y Santo Domingo...